Uno de los principios de la seguridad y salud ocupacional es la evaluación y prevención de los riesgos laborales.
Para esto, deben tenerse en cuenta la naturaleza del trabajo, así como también la gravedad y complejidad de los factores involucrados. En dicha evaluación deben seguirse los siguientes pasos:
- Identificar los peligros y estimar su riesgo.
- Determinar la severidad de los posibles daños.
- Decidir si el riesgo es intolerable y tomar las medidas pertinentes.
En la Argentina, el empleador es el responsable legalmente obligado a llevar a cabo las evaluaciones de riesgos de trabajo. Es él quien debe controlar el riesgo antes de que ocurra el daño, así como también determinar si los controles existentes son realmente adecuados.
Aunque durante muchos años en nuestro país las evaluaciones de riesgos del trabajo se llevaron a cabo de manera informal, en la actualidad se reconoce que las evaluaciones de riesgos constituyen un cimiento clave de la gestión proactiva de la seguridad y salud en el trabajo, y que es necesario contar con procedimientos sistemáticos.
Por eso, cuando la evaluación de riesgos se lleva adelante desde un enfoque participativo ofrece la oportunidad para que los directivos y el personal puedan acordar en procedimientos de seguridad y salud que se basen en percepciones compartidas acerca de los peligros; resulten necesarios e implementables; y tengan éxito en la prevención de accidentes.
A su vez, es importante tener en cuenta que las evaluaciones mal planificadas, consideradas meras imposiciones burocráticas, son un desperdicio de tiempo que no permiten ningún tipo de mejoras. La evaluación del riesgo debe brindar un inventario de acción y ser la base para la implementación de medidas de control.
Especialista en seguridad y salud ocupacional desde hace más de dos décadas, LUBE ofrece un excelente servicio de asesoramiento en el rubro.
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