Casco de seguridad

Como se sabe, el casco de seguridad está destinado a resguardar la parte superior de la cabeza, actuando como barrera protectora y/o de absorción de energía. Concretamente, está diseñado para proteger al usuario de los siguientes peligros:

• Golpes y perforaciones ocasionados por la caída o proyección de objetos.
• Choques contra objetos fijos, tanto filosos como lacerantes.
• Golpes provocados como consecuencia de la caída del trabajador.
• Contacto con elementos conductores de energía eléctrica.
• Alcance de metales fundidos, líquidos calientes y/o corrosivos.

Al igual que cualquier otro elemento de protección personal, el uso del casco de seguridad exige tener una serie de cuidados que resultan imprescindibles para asegurar su efectividad:

• Ajustar adecuadamente el casco a la cabeza para garantizar la estabilidad y agarre correspondientes, evitando que se caiga, deslice o limite el campo de visión.
• Utilizar el caso, en caso de trabajos en altura, con la correa de sujeción bien colocada a fin de asegurar su correspondiente retención.
• Utilizar el caso sólo de acuerdo a las especificaciones señaladas por el fabricante o el importador.
• No generar modificaciones en la estructura o propiedades del casco que puedan alterar su efectividad, por ejemplo adaptándolo para el uso de accesorios especiales.

Sin duda, los riesgos de sufrir lesiones en la cabeza son más frecuentes de lo que suele imaginarse. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estas lesiones representan entre un 3% y un 6% del total de lesiones laborales ocurridas cada año a nivel mundial. Por lo general, son de gravedad y, en promedio, pueden suscitar al menos tres semanas de inactividad laboral. Aunque también pueden provocar la muerte.

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